Los escritos del apóstol Juan llevan la revelación divina a su consumación, y el Evangelio de Juan revela plenamente los misterios de la persona y obra divinas de Cristo, incluso los misterios de la operación de la vida divina dentro de los creyentes. Estos misterios están presentados a manera de señales espirituales, y dos de las señales más significativas se refieren a Cristo como tabernáculo de Dios y como Cordero de Dios.

Como Palabra encarnada, Cristo es la realidad del tabernáculo, la realidad de que Dios more entre el hombre y en el hombre. Como Cordero de Dios, Cristo es la realidad de todos los sacrificios, la realidad de nuestra entrada a Dios. En El cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Witness Lee revela plenamente el significado de Cristo como realidad del tabernáculo y de las ofrendas en el Evangelio de Juan y aplica estas verdades a la experiencia diaria que los creyentes tienen de Cristo.