El Dios revelado en la Biblia es el Dios Triuno. Él es el Padre, el Hijo y el Espíritu. La Biblia también revela que los humanos fueron creados con tres partes —un espíritu humano, un alma y un cuerpo— y que el Dios Triuno desea forjarse en nosotros, los hombres tripartitos. Primero, Él entra en nuestro espíritu para regenerarnos. Después de esto, Él quiere expandirse de nuestro espíritu a las partes de nuestra alma, que incluyen nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Sin embargo, Él puede ganarnos de esta manera únicamente cuando nos entregamos a Él completamente. Tenemos que rendirnos a Él y permitirle ser la fuente de nuestros pensamientos, emociones y decisiones. El Señor no está satisfecho con solamente ganar nuestro espíritu. Él quiere dar un paso adicional para ganar nuestra alma. Este paso conlleva nuestra transformación, y la obra transformadora que el Señor realiza es un asunto diario. Finalmente, a Su venida, Él transfigurará el cuerpo de nuestra humillación para que sea conformado al cuerpo de Su gloria. Entonces nuestro espíritu, alma y cuerpo serán saturados de Él, y Él será manifestado plenamente desde nuestro interior. Éste es el pensamiento básico de la economía de Dios.

Si permitimos que el Dios Triuno en nuestro espíritu se propague a nuestra alma al darle todo el terreno en nuestro ser, la Biblia revela que Él nos ganará completamente como Sus miembros vivientes que coordinan con todos los miembros a fin de llegar a ser Su Cuerpo. Éste es el resultado de la economía de Dios. En La economía de Dios y la edificación del Cuerpo de Cristo, Witness Lee habla sobre esta revelación según es vista en el Antiguo Testamento por medio de tipos y sobre esta revelación según es vista en el Nuevo Testamento por medio de palabras claras.